Dos gotas

Dos gotas, saladas, transparentes, llegan a cada lado de mi barbilla y descienden por mi cuello, tenso.

Machado se acurruca entre las hojas del libro y llega su olmo doloroso y amado. Me recuerda a ella y sus ojos empañados al leerlo.

Claro, el amor es un lenguaje profundo y universal.

Colapso.

Grieg: String quartet G minor, Op. 27 – I mov.

Interno tormento.

Intento de un momento arrastrado por el tiempo.

El cronómetro, tiempo que te ahoga con dedos finos de muerte, huesudos y caprichosos.

Correr en un sueño escapando penosamente de un can negro, baboso, grande como un toro.

Piensas en vivir sin pensar en sentir pero cuando ves que puedes sentir más de lo que pensabas ya no quieres vivir así.

Para terminar, palabras que salen sin pensar, sin hablar. Quizás deberíamos tener la habilidad de conversar primero con nuestra mente, después con nuestro corazón y luego con nuestro cuerpo. Cuando las tres energías conviven en tan leve espacio como lo es el cuerpo humano es difícil que no colapsen.

BOOOOOOM

Superficie suave, cubierta de una película viscosa y

Superficie suave, cubierta de una película viscosa y protectora.

El rosa de la vida hace que lata, como la pared de un corazón suave.

Bate las alas un cuervo esbelto, cada pata en la carne va a posar. 

Hunde las garras en el fluido y picotea, picotea. Penetra en la carne venosa y vital.

Un hueco se abre en la impoluta superficie, negro y más hondo, bordes morados y olor a podredumbre.

Las mentes y la sociedad. Una picotea en la otra hasta volver toda la materia negra, podrida, inservible.

Socorro.

Fragmento de mi mente

No volvió a sentir esa misma sensación de la última vez.

Después de tanto tiempo, aquel santuario de vida-muerte no ejercía poder alguno sobre él.

Cerró sus párpados agotados y esnifó aquel olor. Le recorrió una sensación de placer, “Ya estoy aquí” Dijo con un tono melodioso.

Su voz, terciopelo manchado de sangre, así era. Grave, honda, inteligente y astuta.

Alzó la mirada hacia el cielo y, cruzando los ventanales, observó con mirada casi lasciva a la luna dorada. Sí, aquella era la noche perfecta.

Como un niño en una juguetería, avanzó paso a paso extasiado hacia el centro del invernadero. Cada pisada de sus robustas botas hacía crujir (y estremecer) las ramas y hojas que dormían eternamente sobre el suelo.

Volvió a olfatear mientras devoraba el pasillo de selva con la mirada. Se estaba acercando, lo intuía, lo olía. Hedor dulce de muerte. Su sangre vibraba a la par que su cerebro recibía esas señales olfativas.

Igual que carracas, hacía chocar sus dientes entre sí como señal de excitación. Su situación de trance era evidente.

Giró una esquina donde había un bonsai de baobab (vaya ironía). Allí encontró su manjar: languidecía sigilosamente aquella poli que casi acaba con su vida (herida de bala en costado izquierdo).

Bien, sabía que tantos homicidios deberían tener consecuencia pero él no estaba dispuesto a recibirla.

La chica, moribunda, estaba recostada sobre un banco de mármol frío y mohoso. La miró y se quedó prendado: aquellos ojos que reflejaban terror eran no menos que excitantes. Se acercó y echó su aliento en su cara. A ella le recorrió una sensación más que desagradable, la arcada que le siguió fue casi incontenible.

Él olió su cabello dorado, su cara húmeda de pánico y sudor. La observó y posó su mano en la cadera. Un gemido agónico salió de su boca amordazada y le recorrió un escalofrío. Se temió lo peor y empezó a asumirlo dolorosamente.

¿Él compasión?Ninguna mas hoy sólo tenía sed de rojo y noche. Acarició con su grueso dedo el cuello de la agente y, con una filada uña, clavó el meñique justamente en la débil yugular.

Al retirarlo, una dulce fuente oscura comenzó a manar de forma intermitente. Como un bebé busca el pecho de su madre, se acercó a aquel caño divino y absorbió toda la vida que ella dejaba atrás sin remedio.

Flash

IMAGEN.

¿Nunca te ha pasado que andas por la calle, recuerdas aquella vez que le miraste por la espalda, como recorriendo con tu dedo cada cm de su espalda?

Yo eso lo hago constantemente. Desnudar y vestir a cada persona que hace chispas en algún recoveco de mi piel.

Ojalá me lo hicieran a mí. Real o no, pero que lo hicieran. Con fuego en las manos y miel en los dedos.

Hasta aquí llega mi fuego, ahora llega la parte que no ves, quizás puedas imaginarla, quizás no.

Ahora imagina.

Eres un perro, gordo y obeso.

Retiembla el suelo con todo tu peso.

Las babas chorrean contra el suelo.

 

Ahora llega ella, esbelta y preciosa frente a su noble calavera,

allá donde las aguas esperan. La laguna del amor.

Tú corres, perro grande. Bola de babas y miembros obscenos.

Llega a ti, la gran dama negra, te clava la espina en la espesa melena.

“CHUIK”. Un beso de muerte en tu… ¿vida?

 

Que la muerte sólo enseña. Que la muerte no te duela.

La muerte sólo ayuda a evitar plagar la vida de basura.

Piensa, que tu trayecto llenes de vida. Vive y piensa en morir si piensas que lo mereces.

Hardcore shit

Sueños de miel verde
púdrete en el fluir del mar,
el traer y el llevar
y no dejar de rememorar.

Huele a mar, muerte de la guerra
la vida simple nunca rinde.

Siembren luces y recojan sangre
que corazones abran el resplandor.

Tensión, devoción, decadencia, paciencia
No soy yo, yo soy ná.

Dadme libros que quemen mis retinas,
dadme libros que fundan bienvenidas.
Que si me cuesta abrir mi cráneo
me ayude aunque cueste un verano

Si el arte no ayuda al arte; ¿Qué esperamos sino la muerte?